sábado, 17 de diciembre de 2011

El gato con botas


El cine moderno de animación se ha llenado de películas divertidas tanto para niños como para mayores. Es cierto que hay que hacer "cierto" esfuerzo de "desconexión mental" (digámoslo así), para disfrutar completamente de ellas, pero ¿quién no esconde aún el niño que fue?
"Madagascar", "Kung fu Panda" o cualquiera de los productos Pixar, son ejemplos de este cine que es intencionadamente familiar. Eso no quiere decir que muchos de estos productos no se vean influidos por otra tendencia también en auge: la de introducir algún grado de transgresión. Los Simpson estrenaron la nueva tendencia para un gran público que aceptó, en mi opinión de manera irresponsable, que sus hijos de cualquier edad eran los suficientemente maduros como para asimilar al borracho Moe, al retorcido Mr. Barns o, directamente, al zafio Homer.  El éxito trajo consigo los imitadores, y los estudios de animación siguieron esa estela con carnazas del estilo de "Padre de Familia" o "Padre made in USA", muy aplaudidas por un público adulto al que le agrada la destrucción y derribo de lo tradicional tanto como el feísmo.
Una incursión en la gran pantalla de esta tendencia, con un registro más suave, fue Shrek. Sin embargo, cada nueva edición del ogro verde, fue edulcorando cada vez más el mensaje, hasta hacerlo completamente digerible por todos los públicos.
De Shrek, precisamente, nos ha llegado este último mes una secuela protagonizada por un personaje secundario, "El Gato con Botas". Es un producto bastante inofensivo, que ensalza los valores de la amistad y el perdón, pero que no puede renunciar a cierto grado de vitriolo que, la verdad, sólo se explica porque habrá adultos en la sala. Pasando por encima de algún chiste grueso y de comentarios que sólo comprenden los padres, queda una cinta muy entretenida y dinámica, en la que la animación resulta resultona y el doblaje de Antonio Banderas realmente excelente. Una película recomendable pero en la que algún padre puede sentirse molesto por alguna broma

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